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martes, 26 de julio de 2011

Navidad en verano

-Mamá, y si vienen los Reyes en unos días, ¿por qué hay tantos papás comprando juguetes en las tiendas?

Es 29 de diciembre y los padres de Blanca y Jesús, de 8 y 5 años de edad respectivamente, les han llevado a ver las luces de Navidad del centro de la ciudad. A pesar del frío, ríos de gente se agolpan por las calles buscando el mejor regalo para sus familiares y amigos.

-Pues hija, porque serán los “cumples” de esos niños dentro de poco.

-Ahhh.

Blanca no parece muy convencida pero acepta la explicación sin más preguntas. Esto da un respiro a sus padres, que se esfuerzan desde hace días por mantener en su hija la ilusión por los Reyes Magos a pesar de los constantes interrogatorios de la niña. Y es que las últimas semanas han estado colmadas por un absoluto torbellino de preguntas: ¿Y si los Reyes son mágicos porque no traen regalos a los niños pobres? ¿Cómo consiguen llevar todo en una sola noche? ¿Y por dónde entran? ¿Es verdad que son los mismos que los que le trajeron los presentes a Jesús o serán sus bisbisbis nietos?

Un par de noches antes de Reyes, Blanca se levanta al baño de madrugada y decide entrar en la habitación de sus padres. Uno de los armarios está entreabierto y la pequeña tienta en la oscuridad hasta que encuentra la manija y lo abre completamente. Una pequeña luz se enciende y alumbra parte de la habitación. La madre se mueve levemente pero sigue dormida. Blanca suspira aliviada y continua con su juego detectivesco. Silenciosamente, arrastra una silla para alcanzar la parte más alta del maletero y por fin los ve. Son muchos, grandes, pequeños, cuadrados… Todos están perfectamente envueltos y con el nombre escrito en letras claras. Por fin ha descubierto el secreto. Orgullosa, se acuesta y, aunque le cuesta, vuelve a coger el sueño. A la mañana siguiente no puede esperar para contarles a sus padres lo que sabe:

-Mamá, papá, ya lo entiendo todo.

-¿De qué hablas, Blanca?

-Los Reyes, ya sé cuál es el “truco”.

-Ahh, ya hija verás…-responde la madre entrecortadamente.

-Que no, que no hace falta que me lo expliques, mamá. Los Reyes, como yo ya sabía, no pueden traer todos los juguetes la misma noche. Por eso, durante los días anteriores, van dejando en los armarios de los padres sin que nos demos cuenta los regalos y esa noche vienen y rápidamente los colocan debajo del árbol.

-¡Vaya, Blanca! ¡Eres muy lista, nos has pillado!-dice el padre visiblemente aliviado mientras termina de tomarse el zumo.-Pero no puedes volver a mirar el armario, porque si no los Reyes se dan cuenta y se vuelven a llevar los regalos.

2 comentarios:

  1. Ojalá pudiésemos mantener la inocencia e ilusión de niños. Muy buen ... post, animo que no decaiga la ilusión de Blanca.

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  2. Lindo post! Nooo no perdamos la ilusión que cuando niños conservamos inocentes, ¿qué puede ser más bonito que la inocencia de un niño?.

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